La América Latina ha emergido en el ranking de los lugares más violentos del mundo, especialmente en lo que respecta a las tasas de violencia doméstica y feminicidio.

Y, con la pandemia de Covid-19, las cifras tampoco son alentadoras. La nueva situación, de contornos disruptivos, ha impactado en la economía y la calidad de vida de las personas, así como en la lucha contra la violencia de género.

Si el contexto social no fuera suficiente, las mujeres y niñas, insertadas en una situación de cumplimiento de las medidas restrictivas de movilidad y, la mayoría de las veces, confinadas junto a sus agresores, se encontraron incapaces de denunciar, dado el acceso limitado, en tales circunstancias, a redes de apoyo, servicios de salud e, incluso, a la justicia.

En esta guerra invisible, surgió con especial relevancia la Campaña Señal Roja. Se posibilitó que la víctima buscara ayuda en farmacias y droguerías exhibiendo un letrero “X” elaborado con lápiz labial rojo en la palma de la mano, iniciando un flujo de asistencia confidencial y discreta, que culmina con la activación de la Policía Militar.

Esperamos que esta campaña, ya reconocida por la sociedad como una herramienta alternativa y segura para la denuncia silenciosa de la víctima, pueda contribuir efectivamente a la lucha contra la violencia de género en Brasil.

Maria Paula Cassone, C11 (professor Jorge Rigueiro)

(EspañaAquí no se identifica necesariamente con las opiniones vertidas en los artículos por sus alumnos, profesores o colaboradores. Son simples opiniones, como las de todos, y el objetivo es fomentar el debate y la tolerancia, principalmente con el que discrepa, además de aprender a escribir en español)

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