Confieso que no me gustó al principio y luego no paro de pensar en ella como un fogonazo al atardecer en los años 80, donde los recuerdos se desenmascaran inútiles y en forma de cromo, inanes y principalmente sabrosos, quizá porque los rostros del filme me parecen familiares, las calles las vi, sentí esa historia en vida, o quizá porque sea una película al alcance de muchos, la peor de Carlos Saura, la que todos hubiéramos filmado.

Publicado por Segundo Villanueva

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