El Madrid cayó por inercia, un grupo envejecido e intentando repicar algo a lo que se le empieza a pasar el punto, peligro.

No hay cosa peor que comparar a los jugadores con otros anteriores, o con su pasado, alarma.

El Barcelona cayó con estrépito ante un rival acelerado y proveniente de una liga con 18, y con todo el hambre del mundo después de no haberse comido un rosco en bastante tiempo.

Es inevitable hacer un inciso sobre pretéritos y recuperar viejos gestos, obscenos, que normalmente se vuelven en contra con el tiempo y que nunca lo parecería, la vida nos depara tantas sorpresas que lo que debemos hacer con ella, siempre, para evitar sorpresas intempestivas, es ofrendarla siempre con educación, si no, se corre el riesgo de los 8 dedos PIQUASSIANOS memetizados por media España más uno mayoría absoluta.

Será difícil que al Madrid le hagan 9, pero no por ello hay que perder las formas. Bueno.

Siempre nos quedará el Sevilla, un fiel representante del fútbol español, el bloque asegurado sin fogonazo de estrellas, aquel modelo que nos dio el campeonato del mundo en 2010.

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