Los chirripitifláuticos

Los chirripitifláuticos de cuando pequeño eran la mar de graciosos, es así como se deben de sentir los hinchas del Barcelona y Bilbao dando la nota al pitar al himno de España cuando su equipo juega al fútbol sin tener en cuenta si a los jugadores les gustaría que se manifiestasen sobre asuntos que nada tienen que ver con el fútbol pues igual, además, son de Pamplona, de Canarias o de Sevilla. Me los imagino en la pitada chirripitiláutica mirándose unos a otros confirmando lo graciosos que son, esgrimiendo una sonrisa rellena de orgullo y gritando je,je,je. A diferencia de los chirripitifláuticos de la tele de cuando pequeños estos no hacen ninguna gracia para la mayoría de los de Barcelona ni de Bilbao, mucho menos para los del resto de España, y funcionan en tronera como los ñús, que son la mar de tontos, van en bando y al final siempre se los come una leona ante la absorta mirada del rebaño.

Seguirán los chirripitifláuticos chirripitiflauticándose en los partidos de fútbol. A la mañana siguiente ya desperezados de la función, a trabajar porque la vida sigue igual, exactamente como ocurrió después del partido anterior, y del anterior a este y también del anterior a este del anterior, y el otro.

Si Locomotoro levantar la cabeza…

Un Madrid victimista e irreconocible por culpa de Vinicius

Vinicius ha traído el lloriqueo como nunca antes para llamar su atención en beneficio de no se sabe qué, lo único que consigue es todo lo contrario.

Nunca el Madrid ha sido tan menor, en lugar del Madrid traerse a Vinicius ha sido Vinicius el que ha sacado al Madrid de sí.

En un mundo donde el sentido común es anormal, y donde las cosas son todo lo contrario, no deja de sorprender de alguna manera.

Un Madrid viajando a ninguna parte.

Hay que activar el Var

Hay que activar el VAR cada vez que un político habla, un periodista escribe o una asociación insiste, es decir, abandonar la condición de espectador y procurar a través del análisis individual de lo que hay desentrañar los detalles a través de los cuales obtener la verdad alejada de los innumerables intereses que acechan detrás de las noticias. En resumen, leer más para opinar menos, darle una lección a Platón saliendo de la caverna para recuperar la naturaleza del ser pensante único e irrepetible exclusivo del hombre libre.

García y García

Cuando la Real le ganaba al Madrid, García y García, que era hermano del a su vez también García y García, se aliviaba preceptivamente y con júbilo de domingo a lunes para celebrar, era un tipo inteligente, pero esta rara asociación siempre sugería algo oscuro de él.

A Piqué le pasa lo mismo cuando el Barcelona, alega motivos racionales y de mayor enjundia que se relacionan con raza, pueblo, conducta y probablemente superioridad moral cuando su equipo vence al Madrid, principalmente en el Bernabéu, que es un lugar propicio para el marketing deportivo pero que en Cataluña le dan la vuelta para convertirlo en campañas políticas de corte nacionalista. Siempre se le pasa cuando el Barcelona pierde, que suele ser la mitad de las veces que juega con el Madrid lo que demuestra que la sociología es una ciencia que trata sobre asuntos nada científicos, al igual que el fútbol.

Por último, cuando llueve, los caracoles de cuneta salen a chorrearse y es cuando los hombres del campo hacen parrilladas con sarmientos los viernes por la tarde antes de volver a casa, un poquito de sal, un palillo de dientes y para qué quieres más en esta vida.

La mano de Cucurella

Si la de Diego Maradona fue la de Dios, ¿de quién fue la de Cucurella? Esa mano fue una mano como Dios manda, con todas las de ley, extendida, un auténtico obstáculo de la física, una mano rampante, donde las haya, más clara que el agua. Pero para mí, que soy español, no. Según la French Theory, con Foucault, Derrida, Lacan y Deleuze, que abominaba de los hechos objetivos y consecuentemente de La Ilustración y todo lo demás, no existe la razón como un dato universal para averiguar qué ocurre en el entorno. El individuo y su percepción imantado con el otro individuo y su parecer en una especie de retórica infinita es la única manera de romper con el sistema de edificación racional de la sociedad, peligrosísimo porque estaba al servicio de la producción y su utilitarismo irreversible. Para evitar las verdades universales y este tipo de aberraciones era necesaria la llegada de otro parámetro cognitivo, mucho más individualista y moderno: nada es, sino lo que a uno. Por ello, la mano de Cucurella, desde mi humilde posición, y contrastándola con la de otros que también animaban a España, no me pareció mano del todo.

Mariano Haro

Siempre corría los domingos al mediodía después de misa y antes del arroz de paella y el pollo con patatas fritas, y siempre ganaba, por lo tanto, asistir por televisión el campo a través cuando corría Mariano Haro era como la segunda parte de la liturgia, una rutina que acababa bien, como lo era también el vermut de los hombres que precedía a la comida, la paga de los abuelos de después, el café copa y puro de los bares por la tarde, las chucherías de niños antes del cine parroquial, los atardeceres lentos y negros culminando el último día de la semana.

Parecido a mi padre porque tenía el pelo negro y la tez morena, un hombre típicamente español, probablemente mi primer idealizado pero cercano héroe de infancia.

Los mejores y querer ganar

Al final ganan los mejores y los mejores quieren ganar, no solo ser los mejores, los mejores, sin querer ganar no ganarían nunca y por tanto, no serían los mejores, pensando en la zozobra blaugrana de los últimos tiempos, quizá los barcelonistas confundan querer ganar con ser los mejores y piensen que los segundos no necesitan de lo primero. Y en esa están instalados hace rato. Y no hay manera. Porque no saben ser los mejores ganando.

¿Final de anuncio?

Es difícil una final del Madrid sin vértigo, ¿existe alguna como la de los anuncios de patatas Lays y Heineken?

Recuerdo a Pirlo con sus amigos atendiendo al entregador en cuanto su equipo marcaba el gol de la victoria, Pirlo, con esa cara anticuada de ojitos pequeños y reducida expresividad constataba que los accidentes son accidentes porque ocurren al azar y la nuestra, vida, es un sorteo permanente de azarosidades ante los cuales es inevitable sufrirlos con estoicismo. Perder finales de Champions o una Eurocopa es más que bastante como para ausentarse del guateque, no presenciar el momento histórico de tu equipo y qué más da.

En las últimas finales del Madrid nunca cupo reunión de amigos porque era para perderlas todas, mejor solo que acompañado para así no darle vida a las colectivas e inútiles lamentaciones consecutivas y más que probables, ese parlamento desagradable y desordenado que jamás rebobina la historia a pesar de, por momentos, creérselo.

Una discusión triste, inútil para ahondar con todo lujo de detalles en la tragedia (en una final solo cabe la tragedia o la épica, tocaba tragedia más que épica, porque la primera es racional y viene antes, la segunda no tiene explicación, es una vaga voluntad) y que encaminó a la soledad a mucho madridista que no tenía por qué pensar, a buena fe, que aquello acabaría bien.

Con el Dortmund se atisba una contenida tranquilidad, buena compañía y un final feliz.

Batalla perdida

Vinicius juega pero se distrae, el riesgo radica en que un día se distraiga y ya no juegue más, su batalla, contra maleantes, está perdida, porque los maleantes, suspenden todas ya antes de presentarse, los lugares comunes, la víctima, su color negro, las zonceras de siempre, no justifican ningún password para liarla, porque liarla liarla, a la hora de la verdad se la lía a su entrenador, compañeros y aficionados al fútbol, incluso hasta a los que le quieren bien.

Femenino

Surge la duda de si es lo mismo que el masculino, la lucha por la paridad erradica finalmente el mérito, y vuelve un socialismo, decimonónico e inevitablemente financiador (el 170% de lo que no genera, en sueldos), el de los que no ven a Nadal como un ejemplo, por ejemplo, hoy el femenino adolece de política, entendiendo a la política moderna como una empresa endogámica destinada a reproducir más políticos y naufraga en brillo, ha decidido transitar por las batallas culturales, y lo mejor está fuera, alrededor de los despachos, las mismas reglas para dos sexos con volúmenes no equiparables, generan circos diferentes y la comparación es inevitable, la Ventana de Overton nuevamente nos induce a pensar que un pico tuvo pecado cuando de lo que realmente se trataba era de ganar lo mismo que los del otro fútbol, y surge la duda de si el camino es el correcto cuando lo que se ventila no es crear una nueva realidad, aspirando a mejorar la anterior, sino la apropiación de la que ya está, en principio, condenable, es decir, a perpetuarla. Ininteligible y algo surrealista.