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España Aquí Cultural. Proyección de El espíritu de la Colmena. Viernes 17 de Junho.


Departamento de Comunicação 


España Aquí Cultural.  Projeção do filme El Espíritu de la Colmena.  Victor Erice, 1973
Horário: 16h00-17h30
Dia: 17 de Junho, sexta-feira
Lugar: Rua dos Pinheiros 334.  Sala Cabral
Inscrição: Gratuita aqui
 

Reseña
 
En 1973 nació la que posiblemente es la más hermosa película española del siglo XX, que aún ostenta ese rango porque Elías Querejeta impidió que otra película del mismo director, en 1984, pudiera arrebatárselo. Uno de los pocos filmes españoles realmente poéticos, en el sentido real de la palabra, que nada tiene que ver con cantar las odas de un mundo onírico, o con imágenes celestiales de belleza sólo aparente, sino, sobre todo, con la energía de la realidad, de la vida misma, a ras de suelo, que es el verdadero territorio de los grandes poetas. Porque la vida misma, tal cual, se sustenta en conexiones poéticas auténticas, que desafían toda razón.
 
En pocos años, este bello e indómito filme cumplirá cuarenta, que se dice pronto, porque viéndola de nuevo no da la impresión de que se hayan cumplido cuatro décadas desde su realización, sino que se hizo ayer mismo. O, mejor dicho, que está situada bastante por delante de la mayoría de las películas que se hacen ahora mismo, pues muchas de sus imágenes no tienen explicación racional directa, sino que actúan como caja de resonancia interior de cada nuevo espectador. Su peripecia se encuadra en los primeros años de la posguerra civil española, pero el viaje iniciático de la niña es universal.
 
Víctor Erice sólo había filmado de manera profesional, hasta entonces, un segmento del filme colectivo ‘Los desafíos’, y pocos podían presagiar tal despliegue de sabiduría, serenidad, humildad y sensibilidad. Cuenta, Erice, varias películas dentro de una película. Una película que es, en el fondo, un canto de amor al cine primigenio: el de las salas de cine de barrio que descubría, a los hombres y mujeres de los pueblos, los grandes títulos norteamericanos de la época. Pero más que eso: una indagación lírica del descubrimiento del mundo, precisamente, a través del cine. La niña Ana (Ana Torrent, una actriz mucho más interesante cuando todavía no era totalmente consciente de sí misma…) se encuentra, por primera vez, con la muerte.
 
La infancia, por tanto, como universo en el que las mismas sombras, o los más sencillos sonidos, conforman constelaciones sensoriales, que nos hacen creer que todo es posible. A medida que crecemos, crece también nuestra autoconciencia, pero disminuyen nuestras percepciones. Para Erice, que sabe que nunca seremos tan sabios como cuando éramos niños, la conciencia no es vehículo de la belleza pura, sino la percepción. En realidad, es una declaración de principios estética, que rechaza un cine narrativo, lógico, en favor de un cine sensorial, en el que las emociones y las imágenes más sencillas son las que dictan todo el sentido.
 
Adrián Massanet

 


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