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Cansarse y descansar, siempre es lo mismo ¿verdad?

Revista Vamos Contigo 242 - Expresión escrita y comprensión lectora José Antonio Sastre / São Paulo, 11 de Maio de 2024

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La calle era la de siempre, la de los sábados, la de camino a mi encuentro con las rutinas que me hacen resucitar fuerte. 

Sesenta largos de piscina, por si a puro de ir y venir un día resulta que ya aprendí a nadar.  Y quince minutos extra de sudores sin esfuerzo, sobrevenidos por exceso de calor en una diminuta sauna seca, a la que seguro llaman así por enredar. 

Allí que iba yo, feliz, a lo mío, pero no al tuntún, acallando mis voces, alargando el paso para hacer coincidir mi huella con las baldosas impares, por fastidiar a las pares, con la excusa de que a la vuelta lo haría todo al revés y quedaría en paz. Arreglado así mi conflicto interior vital por saber dónde debería pisar. 
Qué imprescindibles y suerte de sábados, nadar por nadar, achicharrase por gusto y regodearse caminando en la tontuna. Prueba, te gustará caminar así, a saltitos, y mirando al suelo como si fuera el fondo de un océano inerte, más o menos como es nadar siempre a cubierto. 

Él iba lento, sonriente, inofensivo, con una cara inmensa de pan recién hecho, y dispuesto a saludar.

Me lo tengo advertido, mirada abajo, no me vaya a cruzar con un conocido y me rompa el ritual.  A este señor que se tiraba de improviso hacia mí no le conocía de nada, pero no debí confiarme, ni cruzar la mirada con él, porque ese buen hombre, ese alma pura e inocente, me estaba esperando con la paciencia de un pescador. Él iba lento, sonriente, inofensivo, con una cara inmensa de pan recién hecho, y dispuesto a saludar. Eso pensé yo, un hola y adiós, pero no. Me hizo la señal del aguarda un momento y me habló con la profundidad de una frase loca hecha y repetida: 

–“Cansarse y descansar, siempre es lo mismo ¿verdad?” 
– “Mejor descansar”, contesté por no contrariar a ese ángel viandante y continué sin darle opción a más.

Me hizo pensar: que si el cansarse y descansar es realmente lo mismo; que si tendría algo que ver con el ser o no ser, con en el vivir o el morir, con en el sentido de la vida…

Pero el mal ya estaba hecho. Aquellas palabras me rescataron del fondo de mi océano embaldosado, de mi apasionante sábado insulso y reconfortante tras una entresemana estresante. Y lo peor. Me hizo pensar: que si el cansarse y descansar es realmente lo mismo; que si tendría algo que ver con el ser o no ser, con en el vivir o el morir, con en el sentido de la vida…ay, de mi vida. 
Ruina de sábado. Ruina de ángel viandante. Con razón miro al suelo y cuento baldosas al caminar… 

Sesenta largos filosofando agotan de verdad. Hay que descansar. Pero en el fondo, tenía  razón. Cansarse y descansar. Siempre es lo mismo.

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