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Diálogos brasileños. Diálogos españoles.

Revista Vamos Contigo 224 - Expresión escrita y comprensión lectora - Comportamiento Segundo Villanueva / São Paulo, 28 de Dezembro de 2019

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O brasileiro valoriza o respeito aos tempos de fala e à escuta atenta durante o diálogo, enquanto o espanhol tende a interromper para impor sua ideia rapidamente. Para o espanhol, o importante é concluir o projeto o quanto antes, não o processo de comunicação. Já o brasileiro vê a interrupção como falta de respeito e má educação. Essa diferença cultural gera irritação de ambos os lados. Os silêncios prolongados nos diálogos causam desconfiança para os espanhóis.


La observación de los tiempos en los diálogos, el vacío entre la articulación de un mensaje por parte del interlocutor y la respuesta producto de un feed-back necesario que muestre la sensación educada de escucha y asimilación del contenido informativo de la otra parte es un canon de comportamiento conocido y elemental para los brasileños.

Habría que explicar por qué un brasileño se mantiene impertérrito ante la alocución de su interlocutor y pacientemente espera que se agote el mensaje para enseguida completar el continuum comunicativo con su propuesta informativa, que es respetada con la misma paciencia canónica y disciplinada del momento anterior.

Contrariamente, el español avanza en el proceso cognitivo del interlocutor superponiendo su argumento, tapando y cortando su cadena argumentativa y lógica, disminuyendo poco a poco la magnitud de las frases de su interlocutor, inconscientemente.

Persigue irremisiblemente y con la máxima premura la monopolización de la gestión de la idea, al menos aparente, que no es otra cosa que la consecución de su idea o prejuicio original.

Lo importante para los españoles no está en el proceso, sino en el desenlace, no en el lento, cadencioso y disciplinado hábito del diálogo.

La concreción del proyecto es infinitamente superior en importancia a los cánones disciplinarios de la puntualidad, del horario, del diálogo excesivamente "demorado" sometido a pautas rígidas de silencios-réplicas-contrarréplicas etc (observar los debates gubernamentales brasileños en la televisión).

El español ansía llegar al final, realizar, concretar el proyecto y colocar la máquina operativa en marcha lo antes posible (antes incluso de sopesar la adecuación o inadecuación de su estrategia).

El volver atrás por una mala planificación forma parte del juego del riesgo empresarial. Esto no cabe desde el punto de vista metódico anglosajón o brasileño, más racional, pero menos ágil, según ellos.

Lógicamente cuando al brasileño se le corta continuamente en sus discursos, considera que quiere ser orientado o convencido, y que en realidad no se perfecciona el acto del intercambio de información o del diálogo.

Juzga al español irritante, pesado, no respetuoso, apresado y maleducado.

Al mismo tiempo, el español nota algo raro en la parsimonia de los diálogos y en los abismales silencios que surgen en cualquier tipo de interlocución.

Los silencios, cuando se espera una batería argumentativa expelida de manera más o menos violenta (desde el punto de vista dialéctico), además de sensación de lentitud, produce desconfianza.

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