La democracia es lenta, en la década de los 30 se puso muy de moda el autoritarismo y la violencia como una categoría normal de relacionamiento. En los 40, solo había un poco más de 10 democracias en el mundo.

Elegir no exige total respeto al sistema desde el momento en que ampara el salvoconducto de su némesis que no es otro que la corrupción y principalmente el déficit de la balanza fiscal, la antesala de muerte de cualquier empresa privada. Pero el estado no quiebra, o de vez en cuando, y la justicia es lenta.

La protesta se podrá manifestar de diferentes maneras, a través de la polarización o con intentos de mociones de censura. Una retomada de regímenes autoritarios se antoja imposible.

Como con cualquier equipo con estrella, que no deja de ser un tipo de populismo deportivo, el Real Madrid pasó de la dictadura ronaldiana a la tan ansiada democracia grupal atravesando la más atroz inoperancia degenerada en un juego burocrático y encogedor en solo 2 meses.

¿Quién le pone el cascabel al gato a la lentitud?