Contaminación

No es nuevo que la contaminación, la ecología y la sustentabilidad son asuntos en pauta.

Mucho se discute sobre cómo podemos disminuir las alteraciones en el medio ambiente.

Claro que existen muchas consecuencias. Primero, en el lado personal, con la contaminación del suelo, agua y aire – estos que impactan directamente en la naturaleza y, por supuesto, en la alimentación de todos.

Después en el lado profesional: si nuestros paraísos naturales ya no son reales o completos, veremos impactos de la contaminación también en el sector del turismo – nadie querrá visitar playas con basura o bosques quemados.

Pienso que lo que vivimos hoy es resultado de todo lo que ya hicimos, y por eso es necesario cada vez más tener cuidado y conciencia de nuestras acciones con el medio ambiente.

La tecnología se regenera, pero la naturaleza no – ella es finita. 

Daniela Lazzarini, C11 (Patricia Lafuente)


La contaminación es un tema que debe ser considerado alarmante. Los problemas ambientales han aumentado considerablemente debido a la industrialización y la falta de tratamientos y la destinación inadecuada de los residuos. 

Desde el punto de vista de la generación y destino de los residuos resultantes de las actividades urbanas (y domiciliares), ello es uno de los principales problemas ambientales identificados (principalmente en lugares con poca infraestructura), pues si no lo gerenciamos, pasa a ser un riesgo a la salud publicada y también a los recurso naturales.

Según mis investigaciones, se ha observado el aumento de las enfermedades respiratorias, cáncer de diversos tipos y demás enfermedades relacionadas al agua y alimentos.

Es importante que busquemos conocimiento para que podamos identificar las situaciones y entender cuáles buenas prácticas podemos adoptar para reducir impactos, además de poder exigir por las políticas públicas para que sean direccionadas a estos temas. 

Sandy Ferreira, C11 (Patricia Lafuente)

La conmemoración de la nada

Cuando Doria suprimió el facultativo de Carnaval se abrió la posibilidad de trabajar o no hacerlo.

Es muy difícil que se rompa la fuerza de la costumbre, así como distinguir el derecho al descanso del de no trabajar.

El reposo después de un mes laboral raro es difícil de explicar, el de no trabajar es la careta de casi todos los festivos anuales.

Llamémoslo por su nombre, en los parones ya no existe conmemoración.

En su lado más exacerbado, siempre sobrará un zoquete para explicar la nada.

Cracolandia, basura, policía, palomas

Cracolandia, centro de São Paulo.

Un morador de rua, bien atento, remueve algunos desechos, al fondo, la policía, bastante sosegada en sus cruzados brazos, pero también atenta al atento morador de rua, para evitar desmanes, en ese momento, bastante poco probables.

La calle está copiosamente nevada de suciedades diversas, como si a un camión de la basura lo hubieran abierto en canal, las palomas hacen su trabajo mientras un grupo conversa sobre las cosas al tiempo que la vida sigue bajo el manto de una aparente y excepcional normalidad.

Sobre racismo, braguitas, árbitros rumanos y obesidad.

La palabra normalmente no acarrea pecado, la intención que la manipula, sí.

Estar instaurado en la mención y las frases hechas lleva a imprevistos, lo que le ocurrió al pobre árbitro rumano rebotando levas de periodistas en Brasil es muy normal, y se resume en desviar la inacción reaccionando cuanto más lejos mejor, al tiempo que se ignora lo que ocurre en la esquina del barrio o en la misma empresa donde uno trabaja, en este caso, me acuerdo especialmente de la Fox.

Por unos días su reputación, la del árbitro rumano, estuvo deambulando como alma en pena hasta que un jugador negro también, amigo del otro jugador negro los juntó para entenderse y resolvieron que aquello no había sido más que un mal entendido. Eximieron de pecado la palabra y concluyeron que no había mala intención en el hombre.

¿Por qué censuramos el lenguaje, por qué no inquirimos en el propósito que lo transporta, en la libertad bien o mal utilizada del hablante antes de prejuzgar?

Quizá sea mucho más difícil, la adscripción a la palabra es una obcecación rápida, los hechos son demasiado complejos como para subrayar titulares efectistas.

Hasta el corrector del Windows anda subido a esta histeria social sugiriéndonos vocablos, aludiendo a que son mejores, los menos complejos.

Dejemos a la palabra en paz, discutamos qué hay por detrás, echémonos a la arena dialéctica como se hacía en la década de los 80, 90, recuperemos los cafés literarios y las tertulias con sus derivados debates, el sano ejercicio de la dialéctica, y el sanísimo del respeto a discrepar.

Para finalizar y con el afán de rehuir ejemplos largos y distantes, se diluye el racismo al actuar en las distancias cortas, siendo efectivos, en resumen, con hechos.

Y hay material próximo. Este a continuación, es uno.

Hoy en la Henrique Schauman vi dos anuncios giratorios, el primero de una mujer famosa que propagaba braguitas y sujetadores, el segundo, de otra mujer anónima advirtiendo de los peligros de la obesidad.  Dejando de lado que no se atribuyó a esta segunda el adjetivo obesa, ni mucho menos, gorda, volvemos al problema de la toxicidad de la palabra, qué culpa tiene, la pregunta que te hago, lector es, ¿cuál te parece que era el color de la piel de ambas mujeres?

Nadie sabe que estoy aquí

A veces unos les ceden su voz a los otros para que puedan existir, en ese momento aquellos dejan de hacerlo y la realidad se convierte en una mentira que desgraciadamente comienza a ser considerada como verdad.

En esta época convulsa llena de regates y donde la política principalmente se ha dedicado a manipular rebaños con la estrategia informativa del fantasma, hemos sobrevivido a causa de muchos Memos que no existen existiendo.

Pero no tienen voz, son los eternos invisibles, la última casta, los inútiles sin forma, la masa de maniobra que deshace las predicciones autoritarias de los políticos atónitos y principalmente con miedo.

Es mucho más fácil cerrar que abrir con criterio, negar a los parias que recuperarlos como ejemplo, que nadie sepa que están ahí.

Libertad, política, entropía, emancipación.

Para cambiar las cosas, un poco, tardamos mucho.

Hoy la ecuación aparece invertida, en poco, cambiar muchas cosas.

Corremos el riesgo de ordenar la física.

La discrepancia en la salud, edad, raza, ideología, cultura, género, número, país, historia, que es como el hombre está y así obligado a relacionarse, genera libertad, la variable que nos defiende del gestor.

La entropía de la versatilidad humana, es decir, todo lo que no sea político, supone progreso y civilización.

Huir del gobierno es un ejercicio de emancipación.

Campañas horteras

No hay cosa más hortera que una campaña electoral: las mismas pegatinas de siempre, las mismas camisetas de siempre, las mismas sonrisas de siempre (asustadoras, como el joker de Batman), las mismas paseatas de siempre, las mismas promesas de siempre, los mismos espacios televisivos y latosos de siempre.

(Más que  el traqueteo dominical de Faustão, una ficción incólume, un milagro.)

¿Qué tienen que ver los santinhos en toda esta historia?

Presidente negro en Brasil

Ayer escuché a un periodista de la ESPN Brasil ansiando un presidente negro en Brasil.

Como siempre, surge la duda de si es una frase bonita acorde con la moda ideológica del momento (ecologismo, feminismo, fascismo y black) o está llena de raigambre.

No vi ningún a periodista negro todavía en la emisora, quizá esté equivocado, pero salta a la vista que quien quiere cambiar el mundo primero debiera hacer los deberes de casa para legitimarse en empresas más ambiciosas.

Cambiarlo sin cambiarse a sí mismo es muy propio de adolescentes, de mozos solteros ideológicamente y de políticos con intereses espurios.

Y de mucha gente que quiere quedar bien.  Casi siempre, con el culo indemne.

Es mucho más fácil y divertido cuidar a través de camisetas estampadas de la foca del polo norte, que se queda allí, que reciclar aceite frito todo el santo día, que está aquí.

En São Paulo existen 25.000 indigentes en condiciones miserables, todos ellos viviendo en la calle, de milagro, inmundos, pero con corazón y humanidad, y más personas saludables por cada uno de ellos, pero pronosticando destinos al hambre en África, conspirando contra el FMI, detonando la economía de mercado y suspirando por Suecia.

Como decía el poeta en emprendimientos más rimbombantes cuando le preguntaron acerca de la belleza, tomo el testigo y la traslado a lo nuestro.  ¿Que cuál es mi revolución? Mi revolución eres tú, querido, mi revolución eres tú.

Empezando por tu casa.

Sin políticos ni medios de comunicación. Haz lo que vieres

Como no existen políticos, ni medios de comunicación, ni ciencia, lo que queda es hacerle caso al médico de cabecera y tomar decisiones prudentes orientado por la veleta del sentido común.

A esto nos han abocado los que dirigen este matrix.

Salir a la vida sin miedo es lo que ahora el alcalde de São Paulo acaba de determinar a día 22 de agosto.

Hay un solo motivo que lo origina, apalancado por la disminución de los contagiados y aprovechándose de una posible inmunidad de rebaño (de los que continuaron trabajando con mayor, menor, mínimo riesgo, supermercados, farmacias, electricistas, funcionarios de los centros de procesamiento de carnes, no de los que se quedaron en casa, los cuales deberán aguardar la vacuna): el económico.

El aumento del desempleo, los cierres de los comercios de calle y la quiebra de empresas.  Esto es insustentable.

La ecuación es bien simple, si no se generan recursos, no se recaudan impuestos, consecuentemente surgen dos problemas, la preservación pública (un buen momento para repensar su dimensión) y la prestación de servicios.

Las cuentas no cierran, ya no cerraban.

La primera apertura a nivel nacional coincidió con la vuelta de los impuestos federales, no vinculados a la evolución de la pandemia, y esto ocurrió en junio.

La mala decisión inicial de permitir los carnavales fue también económica, esto fue en febrero.

La confusión de la ciencia acerca de la idoneidad de las mascarillas también, pues no existía posibilidad de abastecimiento en el momento en que se declaró la catástrofe, esto fue en marzo.

Después vino el miedo instigado a la población, y que una gran parte lo incorporó como un periodo de relax, incluso, y en eso Brasil es experto, convirtiéndolo en life style a través de muchas personalidades públicas, principalmente artistas, y que es la principal coartada del control.

Pero esto es fruto de la confusión aliada a la desorientación, no tener conciencia de la realidad, ni de la dimensión, ni de la evolución del problema a medio plazo o largo, lo que aboca inevitablemente al quédate en casa (es lógico que cuando no hay contacto la posibilidad de transmisión exponencial es menor, pero el doméstico es inevitable, solo Nueva York reconoció este episodio) y posteriormente el trapicheo de cifras como rédito, en políticos y medios de comunicación.

La ciencia continúa muy perdida, comenzando por el comité de expertos inexistente en España, vaya papelón, España se está convirtiendo en un fake news en sí misma.

Y siguiendo por lo deslabazado de la gestión nacional a nivel mundial, prefiriendo unos tratamientos a otros sin coherencia, explotando confinamientos que se muestran disruptivos dependiendo del país, sin contar con la especificidad de cada población.

La OMS, con su gen apocalíptico, claro, es su gasolina reproductiva, se ha convertido en un fantasma odiado, un bando de funcionarios carísimos bastante poco eficaces.

Vuelvo otra vez a hacer algunas reflexiones de barra de bar, consciente de que en los tiempos que corren no existe posibilidad de diálogo y lo que urge y está de moda es el tambor ideológico promovido principalmente por la distancia social, el neurótico miedo y las tóxicas redes sociales.

 

¿Ciencia? ¿Qué ciencia?

En este interregno donde lo que que más abunda es el desconocimiento junto con el miedo, la ciencia es un ciego empírico utilísimo para que los políticos se laven las manos.

¿Son válidas las mascarillas, cuáles son los límites de la producción y el respeto profiláctico?  Los testes moleculares, ¿son fiables?, los niños ¿suponen riesgo?, cuánto dura la inmunidad, ¿la hay?, ¿cómo se constituye la de rebaño?, ¿la gripe combate la amenaza? ¿ésta está rompiéndose finalmente?  ¿Cuáles son los tiempos de la OMS, esto durará para siempre?  Aunque son 6 las vacunas listas.

Esta es una lista escueta de barra de bar, cuyos interrogantes la ciencia protocolaria no responde.

Un ejemplo de los vaivenes científicos.

De hecho, ¿qué es la ciencia?  ¿y su rostro?

Ante la imposibilidad de penetrar más allá del nombre, mejor, quédate en casa.