Comerse unos buenos garbanzos de toda la vida, con poca carne y lo justo de chorizo o longaniza, algo de bacón, determinadas verduras, las que haya, no hace falta buscarlas y ciertas especias al color, para quizá, quién sabe, suplementar el riquísimo desconcierto en el paladar que produce el picorcillo general de un buen pimentón de siempre, significa alcanzar la gloria.

O quedarse bien cerca, al lado, puestos a decir.

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4 comentários

  1. Pues sí, la gloria o casi al lado como tú dices.
    Yo los prefiero con panceta o tocino fresco en lugar de bacón (este me remite a sabores más extranjeros).
    Un día podríamos hablar de los diferentes guisos regionales de garbanzos.

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