Asturias es, realmente, un paraíso. El viajero que llega por primera vez se queda sorprendido por la gran gama de colores que puede contemplar entre el verde de los prados y bosques y el azul del mar.

El clima, dada la extraordinaria variedad topográfica, es muy complejo. En general se caracteriza por ser húmedo debido a la abundante lluvia que recibe durante todo el año.

 

Asturias tiene una gran variedad de paisajes debido a la proximidad de las montañas a la costa (apenas 30 km). Esta pequeña región cuenta con unos doscientos cincuenta kilómetros de costa, casi siempre con unos altísimos acantilados que, sin embargo, dejan aparecer un sinnúmero extraordinario de playas encantadoras.

 

Los asturianos son nobles e introvertidos, pero sobre todo son cercanos y te hacen sentir bien en su tierra, de la cual están orgullosos. Son de costumbres arraigadas y populares. Aquí uno puede encontrar modos de vida que en otras zonas peninsulares hace mucho tiempo que han desaparecido. Asturias no es tierra de vinos, pero eso no les hace ser menos, ya que si por algo es conocida Asturias, es por su sidra, y su especial manera de escanciarla.

 

Su gastronomía es muy variada y va desde el marisco y el pescado, a las legumbres y cómo no el dulce: como por ejemplo el arroz con leche y el tocinillo de cielo. También tienen un lugar destacado los lácteos: la leche y los quesos en especial.

 

Asturias estuvo secularmente aislada y olvidada, seguramente porque tenía un acceso complicado pero ahora… ¡no hay excusa para no visitarla!